sábado, 2 de julio de 2011

Preguntas díficiles, respuestas sinceras


Me has preguntado lo que pienso acerca de la que fue nuestra relación, y esa es una pregunta complicada.
Pienso que hicimos cosas buenas, y otras no tanto. Nos aventuramos a empezar una relación que se llenó de peculiaridades y anécdotas que la mayoría de gente no se creería, pero que yo disfruté. Pienso que eres lo mejor que me ha pasado en la vida, cosa que no olvidé decirte. He de decir que cambiaría algunas cosas en la manera de llevar la relación, aunque no cambiaría un solo instante de lo que sucedió. Tuvimos muy buenos momentos, que jamás olvidaré.

Me has preguntado cómo me siento, y esa es una pregunta todavía más complicada.
Es difícil explicar el torbellino de sentimientos que asolan mi pecho, que van cambiando según el momento. Te recuerdo mucho, demasiado como diría la mayoría. No pasa una sola hora sin que en algún momento no me venga tu rostro a la cabeza. Recuerdo tantas cosas, tantos momentos, tantas experiencias y tantos sentimientos, que a veces me llega a doler el corazón, llegando a pensar, incluso, que me va a reventar, liberando esta alma que no deja de recordarte. Muchas veces siento nostalgia, de que todo volviera a ser como antes de que me dejaras, y sigo manteniendo la esperanza de que en algún momento aparezcas tras una esquina. A veces la esperanza me engaña y me hace pensar que todo se arreglará, y volveremos a estar juntos, de una u otra manera. A veces siento ganas de llorar, por el simple hecho de que ya no estás.

Pero entonces recuerdo todo lo demás. Recuerdo que estás donde estás porque decidiste estar, porque yo te animé a marcar. Recuerdo que así como iban las cosas no podían continuar. Recuerdo que tenías un sueño que todavía tienes que cumplir y que siempre te animaré a seguir. Y en ocasiones me alegro, por haber podido vivir tantas cosas juntos, de manera tan intensa. Otras veces me maldigo, porque aun sabiendo que esto pasaría, no hice nada para evitarme este dolor.

Pero al final siempre me quedo con lo bueno: el tiempo que pasamos juntos, los viajes, las noches interminables, las risas. Y deseo que puedas conseguir lo que te propusiste, con la estúpida esperanza de que tal vez algún día volvamos a encontrarnos, para volver a empezar una historia, que no tenga final.

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