domingo, 24 de julio de 2011

Es curioso como funciona esto del amor

Cuando comienzas una relación, si estás enamorado, empieza a sentir una sensación indescriptible, que te hace estar eufórico, y hace que sientas algo extraño en el estómago, que no hay que confundir con el hambre. Cada cosa que hagas, la vivirás con mucha intensidad. Si eres afortunado, este cóctel de emociones durará y, si bien con el tiempo menguarán, podrás mantener algunas sensaciones. Puede que incluso sufras una extraña enfermedad que nuble tus sentidos, impidiendo así ver lo que para el resto son obviedades sobre de tu pareja. Ya se sabe que no hay mayor ciego, que el que no quiere ver. Y cuando estamos enamorados, pensando que a nuestro lado está la más perfecta de las criaturas del universo, concebida especialmente para nosotros, no queremos que nadie nos saque de nuestro error.

Toda esta fuerza que sientas al principio puede que vuelva, si la relación termina, convertida en furia e ira, sobre todo si no eres tú quien quiso que acabase. Esto te curará de tu anterior ceguera y transformará todo lo que tu pareja te haya hecho sentir en algo malo, proporcionándote un dolor en el pecho, mezclado con unas ganas irremediables de desmitificar, e incluso romper o quemar, todo lo que tenga que ver con la persona que durante un tiempo te acompañó. También es posible que lo que desees romper sea alguna parte poco útil de tu pareja, como el dedo meñique, una uña del pulgar, o la cabeza. Pero eso lo único que hace es ocultar una verdad irrefutable: todavía quieres a esa persona. También es sabido que es más fácil mentir a quien no quiere saber la verdad. Y te dedicas ha hacer todo lo anteriormente mencionado, porque te sientes como un idiota por lo que consideras, ha sido una pérdida total de tiempo, esfuerzo y sentimientos.

Y entonces viene la parte difícil, siempre y cuando no te hayan hecho una gran putada, y la ira no te ha llevado a probar, de manera empírica, si la dureza de tu cabeza es mayor que la farola, que es llegar a entender que no has perdido el tiempo. Entonces puede que llegues a asumir que has amado a esa persona y que en tu corazón siempre ocupará una parte en la que la recordarás con especial cariño. Que el amor que sentías se habrá vuelto a transformar, o no, pero siempre seguirá siendo amor. Porque si amas a alguien con todas tus fuerzas, por mucho que quieras, nunca lo olvidas.

sábado, 23 de julio de 2011

Bajo el sol del estío


Sobre una toalla marrón cuidadosamente colocada en la arena caliente de una playa desierta, una mujer yace absorta en la novela que sostiene entre sus manos. De fondo, escucha como las olas rompen contra la orilla y las gaviotas buscan una presa de la que alimentarse.

Ha escogido esa solitaria zona, con un acceso poco conocido y rodeada de acantilados, para que toda la piel de su cuerpo, ya bastante morena, siga bronceándose bajo el sol del verano. Buscaba estar a salvo de miradas indiscretas que juzgasen el tamaño de sus pechos, o la depilación de su pubis, queriendo conseguir  un tono perfecto, que resulte la envidia de todas sus amigas, y que no se vea desvirtuado por las marcas del bikini, que tan poco sexy le parece.

Para el proceso, ha escogido una novela negra de un autor poco conocido. Las palabras escritas en sus páginas la tienen totalmente sumergida,  imaginando un mundo oscuro donde un apuesto detective busca a un asesino en serie, que mata a tantas mujeres como el protagonista enamora. Se acerca al desenlace de la trama, pero todavía no sospecha quién es el homicida.

Está boca abajo, con los codos plantados sobre la toalla, la espalda ligeramente arqueada para poder leer mientras juegas con las piernas, con las que dibuja un arco que va desde la arena del suelo, hasta casi tocar sus glúteos.

Aunque no se dé cuenta, por la concentración que pone en el relato, puede oler la protección solar que ha usado para no quemarse, con una característica fragancia a coco. Mientras lee, una gota de sudor  ha decidido nacer sobre su frente para morir sobre la arena tras recorrer su cara, pero tampoco eso ha notado, la novela resulta demasiado interesante.

En ella, está intuyendo que el detective y el asesino son la misma persona, y que se dedica a matar a todas las mujeres que irremediablemente quedan prendadas de su belleza. Mientras confirma sus sospechas, descubre cómo toda mujer que conoce el personaje como detective, y con el que terminan en la cama, acaba estrangulada mientras practican sexo.

Una furtiva idea surge en su cabeza. Se imagina siendo ella misma una de las mujeres, seducida por un fornido comisario, del cual se enamorará, y con el que disfrutará como nunca antes ha hecho, pero que terminará por matarla. “Una dulce muerte” piensa ella, pues “¿qué mejor manera de morir que por amor?”

Y mientras fantasea decide darse la vuelta y un escalofrío recorre su cuerpo desnudo, al ver una figura sobre ella. Tan absorta estaba en su lectura, que no lo oyó llegar. Solo puede ver su contorno, no podría decir si se trata de un hombre o una mujer, pues está colocado de manera que el sol la impide ver más. Pero consigue ver como acerca sus manos hacia ella que, sorprendida todavía, no ha conseguido emitir sonido alguno.

Ahora ya es tarde.  La figura había rodeado su cuello con las manos y estaba apretando, cada vez más fuerte, mientras pataleaba intentándose zafar de su agresor. Pero nada pudo hacer. Seguía pataleando mientras notaba como la angustia se apoderaba de ella al no poder respirar.  Seguía pataleando mientras veía su propio reflejo en las gafas de sol del estrangulador. Seguía pataleando hasta que dejó de hacerlo, y su cabeza ladeó ya sin vida. Si todavía pudiera ver, observaría como una gaviota se hacía con un desprevenido pez a escasos metros de la orilla.

sábado, 16 de julio de 2011

Mensaje en una botella

Una mañana decidí dar un paseo por la playa. Yo caminaba por la orilla, sobre la fina arena, dejando que el agua cristalina refrescase mis pies. Pese a que era temprano, el sol que se lazaba del Este reflejando su majestuosidad sobre el mar, conseguía aumentar la temperatura poco a poco. Escasas personas se habían acercado a desplegar sus toallas y ocupar las hamacas para tomar el sol y bañarse en el agua, pero los más madrugadores ya estaban haciéndose un hueco sobre la arena.

Mientras caminaba aprovechaba para observar el maravilloso paisaje. A mi derecha quedaba la sublime combinación del sol junto al mar, y algún que otro velero disperso, que había salido al amanecer, o que había fondeado durante la noche estival. A mi izquierda estaban las afortunadas fincas que podían despertarse cada mañana con tan sublime visión, de formas y tamaños diversos, incrustadas entre comercios y hoteles.

En mi cabeza la imágenes se fundían con mis pensamientos, recuerdos cargados de sentimientos que se centraban en una mujer que ya no estaba conmigo. Caminaba absorto hasta que el sol reflejó su luz sobre algún objeto sobre la arena. Mi atención se centró en escudriñar el horizonte para comprobar desde la distancia de que objeto se trataba, sin éxito. Así que me fui acercando, mientras suponía que sería el despojo de alguna fiesta nocturna, o de algún playero poco civilizado. Mis sospechas fueron acertadas. Descubrí que lo que había perturbado mis pensamientos no era más que una botella de cristal totalmente transparente. En un principio decidí ignorarla y seguir mi marcha, pero algo dentro de mí me pedía que me fijase un poco más. Cual fue mi sorpresa cuando vi que el recipiente de crista contenía un papel. Acababa de encontrar un mensaje en una botella.

La curiosidad se apoderó de mi ¿qué podría ser? Mi imaginación voló ¿sería el mensaje de algún naufrago? Se me ocurrían cientos de frases que podían estar escritas en ese papel ¿un mapa del tesoro? Parecía muy reciente para llevar demasiado tiempo en el mar ¿una simple broma de algún jovenzuelo? Mientras la cogía comprobé que el interior estaba completamente seco, alguien se había tomado muchas molestias en vaciarla de cualquier sustancia ¿los deseos de alguien lanzados desde un barco? Pude observar que era un botella típica, con un tapón de rosca, envuelto en cinta de precintar, supuse, que para evitar que se abriera ¿quién podría ser la persona destinataria de ese mensaje? El envoltorio del tapón fue fácil de quitar, la humedad del mar había hecho la mayoría del trabajo ¿desde dónde habría sido lanzado? El tapón se me resistió, pero al final cedió, estaba muy cerca de descubrir qué palabras contenía aquella nota, enrollada y perfectamente preservada en una botella, durante no sabía cuanto tiempo en el mar.

Gracias. Era todo lo que ponía la nota que, tras abrir desesperado el papel, dejando caer el cristal a la arena, había descubierto. Gracias. La primera sensación fue de decepción, pero volví a leer la palabra. Gracias. Siete letras que podrían estar dirigidas a cualquiera, en cualquier sitio donde se entendiera el castellano, escritas por prácticamente cualquier persona. Gracias. Volví a pensar en el significado de esa palabra, empleada con demasiada ligereza hoy en día, que suponía dar gratitud a alguien. Gracias. Resultaba sencillo, casi impactante, que una persona se tomara las molestias de conservar ese mensaje y enviarlo de esa peculiar manera. Gracias. Es lo que le daba yo a quien hubiera hecho tal acto, por dejarme volver a descubrirme el significado de esa palabra. Gracias.

martes, 5 de julio de 2011

Fuma, bebe, folla


O haz cualquier cosa que te haga sentir bien porque, recientes estudios científicos, han demostrado que el 99,99% de la gente, no sobrevive a su muerte1. Así que haz todo aquello que quieras, como si no hubiera mañana, que seguro que algún día aciertas.
Esto no quiere decir que no hagas planes para la semana próxima, o para el año próximo.  Ni quiere decir que dejes los estudios o el trabajo para irte a Las Vegas a vivir una noche loca. Quiere decir que no te dejes nada en el tintero. Si quieres escribir, escribe. Si quieres fumar, fuma, pero en la calle, que en los locales ya no se puede. Si quieres beber, bebe, pero dándole margen a tu hígado para que se recupere antes del segundo asalto.  Si quieres tirarte a alguien, hazlo, mientras quiera y no salga conmigo, que el mundo sería mejor si todos folláramos mas. Si quieres decirle algo a alguien, que no harías por miedo a su reacción, hazlo, y si no valió la pena, que se joda.
Porque total, ser demasiado buena persona es malo para la salud. Si puedes evitar ser demasiado buena persona, hazlo, vivirás más y mejor. Y es que cuando te portas bien, la gente se aprovecha de ti, te utiliza, aunque no lo sepa, para conseguir lo que quiere. Antepones lo que quieren los  demás por encima de lo tuyo, y te pisotean mientras ves pasar la vida. No lo permitas.
Así que haz aquello que creas que tienes que hacer, piensa en mañana, pero no olvides que lo que estás viviendo es hoy.

NdT: El 0,01% restante es por la gente que, como Punset, se consideran inmortales por el hecho de que no se haya demostrado que va a morir.

sábado, 2 de julio de 2011

Preguntas díficiles, respuestas sinceras


Me has preguntado lo que pienso acerca de la que fue nuestra relación, y esa es una pregunta complicada.
Pienso que hicimos cosas buenas, y otras no tanto. Nos aventuramos a empezar una relación que se llenó de peculiaridades y anécdotas que la mayoría de gente no se creería, pero que yo disfruté. Pienso que eres lo mejor que me ha pasado en la vida, cosa que no olvidé decirte. He de decir que cambiaría algunas cosas en la manera de llevar la relación, aunque no cambiaría un solo instante de lo que sucedió. Tuvimos muy buenos momentos, que jamás olvidaré.

Me has preguntado cómo me siento, y esa es una pregunta todavía más complicada.
Es difícil explicar el torbellino de sentimientos que asolan mi pecho, que van cambiando según el momento. Te recuerdo mucho, demasiado como diría la mayoría. No pasa una sola hora sin que en algún momento no me venga tu rostro a la cabeza. Recuerdo tantas cosas, tantos momentos, tantas experiencias y tantos sentimientos, que a veces me llega a doler el corazón, llegando a pensar, incluso, que me va a reventar, liberando esta alma que no deja de recordarte. Muchas veces siento nostalgia, de que todo volviera a ser como antes de que me dejaras, y sigo manteniendo la esperanza de que en algún momento aparezcas tras una esquina. A veces la esperanza me engaña y me hace pensar que todo se arreglará, y volveremos a estar juntos, de una u otra manera. A veces siento ganas de llorar, por el simple hecho de que ya no estás.

Pero entonces recuerdo todo lo demás. Recuerdo que estás donde estás porque decidiste estar, porque yo te animé a marcar. Recuerdo que así como iban las cosas no podían continuar. Recuerdo que tenías un sueño que todavía tienes que cumplir y que siempre te animaré a seguir. Y en ocasiones me alegro, por haber podido vivir tantas cosas juntos, de manera tan intensa. Otras veces me maldigo, porque aun sabiendo que esto pasaría, no hice nada para evitarme este dolor.

Pero al final siempre me quedo con lo bueno: el tiempo que pasamos juntos, los viajes, las noches interminables, las risas. Y deseo que puedas conseguir lo que te propusiste, con la estúpida esperanza de que tal vez algún día volvamos a encontrarnos, para volver a empezar una historia, que no tenga final.

viernes, 1 de julio de 2011

Estoy mal, se que no te importa, pero gracias por preguntar


Cuando nos preguntan “Hola ¿qué tal? ¿Cómo estás?” todos solemos responder algo como “Bien. No me quejo. Ahí estamos. Vamos tirando, etc.” Muchas veces mentimos, pero ¿porqué? Fácil, sabemos que a la persona a la que se lo decimos, no le importa una mierda como estemos.

Realmente no nos importa cómo está la mayoría de gente, salvo aquellos que nos son más allegados, a los que, dependiendo del día, una respuesta sincera de que no está bien puede desembocar en una conversación sobre el tema, pero que la mayoría del tiempo, tampoco nos importa demasiado, siempre que estén ahí para lo que queramos. Somos unos hipócritas. Todos.