Hoy la esperanza ha muerto, y ha sido por mi culpa. Ella vino a mí, con promesas de un mañana mejor. Llegó una tarde y me llenó la cabeza de ideas. Era tan reconfortante, tan agradable. Me hacía sentir bien, pensando que dentro de poco todo sería mejor.

Mañana es el funeral. Espero que no falte nadie, porque pienso bailar sobre su tumba, pues de mí, no se ríe nadie.
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